Las 8 cosas que tienes que hacer para que tu cepillo de dientes no tenga bacterias

1. Lávate las manos antes de cepillarte los dientes .
Utiliza agua tibia y jabón antes de manipular el cepillo para no transferir bacterias a éste por la vía de las manos.
2. Enjuaga las cerdas del cepillo debajo del agua caliente
Tras el cepillado, frota bien las cerdas con los dedos para eliminar tanto los restos de la pasta de dientes como los de alimentos.
3. No tapes las cerdas del cepillo cuando están húmedas
El ambiente cálido y húmedo es más propenso para la proliferación de microorganismos. Por eso, una vez que hayas utilizado el cepillo, guárdalo de manera vertical y déjalo secar al aire. Una vez esté seco, puedes ponerle la tapa.
4. Sumerge el cepillo en un enjuague bucal antibacteriano
Si lo haces de manera regular -cada semana- reducirás la cantidad de bacterias que crecen en las cerdas del cepillo.
5. Disuelve un comprimido para limpiar dentaduras en un vaso de agua
Cada 15 días aproximadamente, disuelve el comprimido limpiador en el vaso y sumerge a continuación el cepillo de dientes.
6. Renueva el cepillo de dientes cada tres meses aproximadamente
Este es el plazo máximo, pero también te recomendamos cambiarlo antes si las cerdas se han abierto o están deshilachadas.
7. Cambia el cepillo después de haber estado enfermo
Si has pasado por una enfermedad (una gripe, por ejemplo) cambia el cepillo una vez te hayas recuperado.
8. Nunca utilices el cepillo de dientes de otra persona
Esto es más común de lo que parece entre parejas. Sin embargo, nunca deberías hacer esto. Asimismo, te recomendamos que evites el contacto directo entre los cepillos de personas diferentes. Esto ocurre, por ejemplo, cuando todos los miembros de la familia tienen los cepillos en un mismo vaso.
Como ves, hay una serie de medidas que están a nuestro alcance y pueden evitar, en gran medida, la transmisión cruzada de bacterias entre nuestra boca y el cepillo de dientes.
De esta manera, será más fácil que el cepillado cumpla su misión fundamental de mantener la higiene de dientes y encías, en lugar de convertirse en un foco de infección inesperado.